El Fallo Garrafal del Gusanito Devorabosques

El resumen: la cantidad de hojas de morera que come un gusanito de seda está equivocada (cap. 3, pág. 52).

Nos escamaba un pelito.

Cada vez que alguien me comentaba que 600 kg de hojas de morera eran muchas hojas, asentía y me encogía de hombros, escudándome tras la fuente de la que había salido el dato, y tras la incapacidad más absoluta de imaginar cuánto son en realidad 600 kg.

Sí, el equivalente de un coche pequeño (un seiscientos, para ser más precisos). Pero eso, en hojas de morera, ¿qué significa? ¿De qué cantidad de hojas estamos hablando?

Nunca tuve gusanitos de seda de pequeña; sabía qué comían, claro, y que eran voraces, pero mis conocimientos prácticos sobre el tema dejaban mucho que desear. Sin embargo, cuando un antiguo profesor habló con mis padres para comentarles que estaba leyendo el libro, y que había cazado un error en la cantidad de hojas de morera que podía ingerir un gusanillo de seda… la manzana de Newton cayó sobre mi cabeza con suficiente fuerza como para abollarme el cráneo. Eureka.

Terrible eureka.

Era imposible, literalmente imposible que fuese correcto. No quedaría morera viva para contarlo.

Bajé al jardín para coger unas cuantas hojas de Morus sp, y me hice con una báscula digital. Los resultados cantan en sol mayor:

2 hojas = 3 g

Con lo cual queda clarísimo que, sólo para llegar a 600 g, ya necesitaríamos 600 / 3 = 200 hojas de morera.

Que ya son muchas. Pero si en una dimensión paralela los gusanitos realmente comiesen 600 kg de materia foliar, habría que multiplicar las 200 hojas por mil. Por mil. Es decir, 200.000 hojas. En 40-50 días, para más inri. Si las moreras filmasen pelis, ese hipotético gusanito sería el monstruo en una de terror, a lo Silencio de los Corderos-cum-Matanza de Texas.

Confesaré que he tenido miedo al ir a comprobar la fuente de la que saqué la cagada que no advertí. ¿Y si resultaba que, horror, me había equivocado copiando, y el fallo había sido mío y exclusivamente mío? Vergüenza al cuadrado.

Al final, ha resultado que… sí. Quiero decir, que el error era mío.

A ver, los 600 kg estaban ahí, pero no referidos a un único gusanito, sino a los gusanos obtenidos a partir de una única egg card (concepto que no aclara; imagino se refiere a una ‘tarjeta’ o ‘lámina’ en la que supongo que se depositaban los huevos).

Es cierto que no estaba estupendamente explicado para quien no está familiarizado con el proceso, pero aún y así, me toca entonar el mea culpa. No sé si me salté una palabra sin querer al leer y no cogí bien el apunte… en fin, ahí está el error.

¿Que cuántos gusanitos corresponden a una de estas ‘tarjetas de huevos’?

Según información datada en 1989 por la FAO, los números son variables, pero son muchos. Si tenemos en cuenta que cada mamá-ponedora deposita entre 200 y 500 huevos, y en cada ‘tarjeta’ podían caber una recua de madres alrededor de las 60-80… echad cuentas.

Estimando a lo grande, habrían sido 500 huevos x 80 mamás ponehuevos = 40.000 gusanitos. Eso toca a 15 gramos por gusanito, que serían unas 10 hojas por cabeza.

Las moreras respiraron tranquilas.

Y, bueno. La verdad es que, aunque la cosa me proporcione un placer más o menos equivalente a chupar limones con ampollas en la boca, no me he muerto. Y tampoco voy a ser ni más, ni menos estúpida por haberlo confesado.

Así que, ahí va. Eran 600 kg, pero no por gusanito, sino por miles y miles de larvas.

(Y ahora, si me disculpáis, iré a ver si puedo aguantarle el abrigo a alguien...)

La fuente en cuestión: Morris-Suzuki, T. 1992. Sericulture and the Origins of Japanese Industrialization. Technology and Culture 33 (1): 101-121.

 

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